¿Recuerdas cómo era tratar el sexo cuando se es adolescente? ¿Esa sensación de hormonas en constante ebullición? Pues de eso vamos a hablar hoy. Aunque no está directamente relacionado con el área de la psicología, la sexualidad en la adolescencia es un tema sugerido por un seguidor de este blog, así que, vamos a entrar pensando en que lo que leerás aquí es mi opinión personal y no una opinión experta (pero interesante de leer así que dale una oportunidad ;)). Aún así, las transformaciones y cambios físicos inherentes a esta fase de la vida terminan siendo acompañados por cambios psicológicos, especialmente en la manera en que piensan, sienten y experimentan las diversas situaciones que encuentran a lo largo de esta etapa de la vida.
Cuando pensamos en la adolescencia, la asociamos fácilmente a una fase de la vida llena de controversias, de incertidumbres, donde es evidente la incesante búsqueda de la propia identidad, asociada a una cierta rebeldía típica de esta fase en la que todo parece nuevo. Es como si despertaran a una nueva vida, donde todo se experimenta de manera diferente y con más intensidad.
La adolescencia se caracteriza por ser la fase del ser humano que marca la transición entre la infancia y la edad adulta. En otras palabras, es una especie de despedida de la era de la «inocencia» entrar en la era de la responsabilidad.
Los cambios acentuados como el cambio de voz en los niños, la aparición de vello púbico, el aumento de senos en las niñas, entre otros, son a menudo vistos negativamente y con gran dificultad por muchos adolescentes que no aceptan estos cambios visibles a la ligera a nivel físico, pero también a nivel psicológico y social.
Los adolescentes inician un proceso de distanciamiento de los comportamientos adoptados en la fase anterior: la infancia, asumiendo gradualmente el papel social de los adultos, que incluye, entre otros muchos aspectos, la entrada en el mercado laboral.
A la hora de abordar la adolescencia, es imprescindible referirse al tema de la sexualidad como un tema de interés para los padres, los profesores y, sobre todo, para los adolescentes.
¿Cómo se puede ver la sexualidad en la adolescencia?
Al comienzo de la adolescencia, en la pubertad, alrededor de los once años de edad, la sexualidad es auto erótica, es decir, el joven se orienta más hacia sí mismo y hacia el autodescubrimiento, como consecuencia de los cambios en su cuerpo. Sin embargo, el contacto con su propio cuerpo modificado es algo que casi siempre causa cierta incomodidad en el adolescente.
A medida que avanza la adolescencia, alrededor de los quince años, el joven comienza a definir su orientación sexual. La búsqueda de establecer relaciones es uno de los deseos que se sienten en esta etapa de la vida.
En esta fase el adolescente sobreestima la relación con el grupo de pares (colegas), y se le atribuye una importancia excesiva a los amigos cercanos. En este sentido, la relación con las figuras parentales queda relegada a un segundo plano, siendo fundamental que dediquen más tiempo y utilicen el diálogo como un intento de acercarse a sus hijos, para que se sientan más seguros y confiados, a fin de transmitir con menos dificultad sus problemas y presentar más fácilmente las dudas inherentes a su estado de cambio.
La pornografía, el alcohol, el tabaco y la experimentación con algunas sustancias químicas (drogas) son ahora objeto de curiosidad. Una de las alternativas para ayudar a los adolescentes a alejarse de estos comportamientos de riesgo es el acceso a los deportes u otras actividades de interés.
Al final de la adolescencia, el joven se siente más independiente, no depende tanto del grupo de amigos, busca pareja, tiene mayor capacidad para desarrollar afectos y muestra mayor cuidado por el objeto amoroso. Es importante que el concepto de sexualidad se aclare y defina, no sólo asociándolo a algo físico, sino sobre todo que se relacione con sentimientos, afectos y emociones.
El final de la adolescencia se caracteriza esencialmente por la superación del reto de buscar su identidad y libertad, logros que dependen del desprendimiento de las figuras parentales de la infancia consideradas como las principales cuidadoras, y el reconocimiento de su individualidad. Lo importante, en ese momento, es liberarse de los padres abriendo caminos hacia la edad adulta.
En la enseñanza, la implementación de clases de educación sexual en las escuelas fue un valor agregado, con el fin de apoyar, aclarar e informar a los jóvenes sobre este tema, contribuyendo a ello:
- Mejorar las relaciones afectivas-sexuales entre los jóvenes;
- Reducir las posibles consecuencias negativas del comportamiento sexual, como el embarazo no planificado y las infecciones de transmisión sexual (ITS);
- Toma de decisiones consciente en el área de la educación para la salud – educación sexual.
- Aprender sobre la elección de una sexualidad saludable requiere una intervención urgente y eficaz. La educación sexual puede contribuir a ayudar a los adolescentes a tomar decisiones más apropiadas.
Algunos estudios muestran que la educación sexual y el asesoramiento en sexualidad están asociados:
- Mayor uso de anticonceptivos (por ejemplo, condones);
- Menor número de parejas sexuales;
- Inicio tardío de las relaciones sexuales: (en un momento en que la mayoría de los adolescentes se despiertan cada vez más temprano para tener relaciones sexuales);
- Menor probabilidad de embarazo precoz;
- Mayor conocimiento sobre la noción de fertilidad y prevención de las enfermedades de transmisión sexual (por ejemplo, el VIH-SIDA).
- En el hogar, es importante involucrar a los padres para que ya no vean la sexualidad como un tema tabú, sino que la aborden de manera más natural.
La adolescencia es una fase compleja, que en la mayoría de los casos implica nuevas experiencias y nuevos riesgos. El embarazo en la adolescencia y las enfermedades de transmisión sexual son problemas graves que deben combatirse, y éste es un grupo de edad privilegiado para la ejecución de programas de promoción de la salud que abarcan estas áreas.
La promoción de la salud sexual y reproductiva de los adolescentes es una importante contribución a su educación personal y social, así como a la sensibilización sobre la importancia de la educación sexual como medio para promover la salud a través de modelos de intervención en escuelas y centros de salud, que permitan sobre todo la promoción de la salud de los adolescentes.