¿Por qué no soy feliz? Aprendiendo a vivir la vida con más optimismo

Ha llegado un momento en mi vida, que tras años estudiando o trabajando, he conseguido aquello que quería… pero… me asalta una incertidumbre que apenas me deja descansar… dígame, ¿por qué no soy feliz? ¿acaso no tengo todo aquello que siempre he esperado? No sé por qué no soy feliz.

Esta situación se ha convertido en algo mucho más habitual de lo que pensábamos, muchas personas llegan a una consulta preguntándose el porqué de su infelicidad, preguntándose si acaso no tienen todo aquello que siempre quisieron y con una sensación de incertidumbre con respecto a su vida.

Otras veces las circunstancias de la vida nos sobrepasan haciendo mermar nuestro ánimo, haciendo que sintamos que no tenemos fuerzas para poder afrontar todas aquellas circunstancias que nos sobrevengan, pero de ellas debemos aprender y superarnos. Aprender a vivir con más optimismo y más libres para disfrutar de los pequeños placeres.

¿Por qué no soy feliz?

El propio sentido de la palabra «Felicidad» podría darnos muchas páginas para escribir. La verdad que su propio entendimiento es muy controvertido, subjetivo y cargado de diferentes significados.

¿Qué es para tí la Felicidad? ¿Cuáles son las cosas que te hacen feliz?

Desde mi punto de vista, la Felicidad no es una cumbre a la que debemos llegar y sentarnos a esperar cómo transcurren el resto de circunstancias que nos rodean. La Felicidad es el camino por el que subimos a esa montaña, a esa cumbre imaginaria, las personas que nos vamos encontrando en nuestro ascenso, aquellas que dejamos atrás y las situaciones que se van produciendo y que hacen que veamos esa meta, esa meta inexistente, cada vez más y más cerca. Más y más cerca.

Felicidad y metas

No podemos esperar conseguir todos aquellos logros que hemos querido y sentarnos – apartarnos del camino- a esperar sentirnos mucho mejor, rara vez eso ocurrirá. La propia Felicidad se forja, día a día, aprovechando cada momento.

Quizá la cumbre nunca existió, quizá nunca debimos pensar que fue así. Al final del todo, y esto es una opinión personal, nos exigimos demasiadas cosas a nosotros / nosotras y nos creamos unas expectativas demasiado perfectas e irreales. Igual que las que aparecen en las películas donde alguien parece exitoso de la noche a la mañana y la única referencia del tiempo es un pequeño cartel que pone «2 años después…» y ves los resultados. Pero nunca te dicen nada de las dudas, el esfuerzo, y las inseguridades que han tenido que pasar hasta que han pasado esos dos años.

Ahora que ya hemos entrado, de lleno y sin paracaídas, en un tema tan transcedente como lo es la propia existencia del ser humano en sí: la felicidad o infelicidad de las personas. No hay mejor indicador del verdadero bienestar en una persona que su concepto de felicidad y su aproximación a este concepto.

¿Eres feliz?

¿Qué es la Felicidad para tí?

Vivir con más optimismo

En un tiempo marcado por una enorme crisis económica y social es difícil hablar de optimismo y de pensamientos positivos, pero es una tarea interna en la cual debemos trabajar todas y todos.

El optimismo no consiste en abstraernos de la realidad, y de los problemas que nos van surgiendo, si no de tener la capacidad para afrontarlos de una manera alternativa y constructiva, debemos transformar los pequeños problemas que nos vayan surgiendo en pequeños desafíos con los cuáles podremos mostrar nuestra capacidad y competencia.

En la vida diaria, en nuestro pequeño mundo, nos acontecen multitud de situaciones que ponen a prueba nuestras aptitudes y actitudes, pero estas situaciones no tienen realmente una valencia positiva o negativa (salvando algunas circunstancias), si no que nosotros y nosotras mismas transformamos estas situaciones infiriéndoles un carácter positivo o negativo, y sintiéndonos bien o mal.

Los pequeños contratiempos de la vida son inherentes a nuestra condición, debemos aprender a vivir con ellos y relativizarlos. Para relativizar todas estas circunstacias debemos aprender a separar lo importante de lo urgente, y lo importante de lo que no tiene tanta importancia.

Muchas veces confundimos la música con el ruido… y ese ruido no nos deja disfrutar de la música que nos rodea. Aprende a relativizar y prestar la importancia que se merece cada situación, no dedicando más tiempo y quebraderos de cabeza a situaciones que no lo merecen.

Muchas veces, en esta tarea dejamos fuera de nuestro camino a personas que quizá no son tan importantes, pero lo fueron, o con criterios diferentes a los nuestros; debemos asumir que esto forma parte de la vida. En nuestro camino vamos conociendo nuevas personas y otras se alejan de nuestro camino de manera natural y sin enfrentamientos, simplemente por diferencia de criterios.

A veces, la vida y la felicidad se podría resumir y encuadrar en estas dos partes: relativizar y rodearte de buenas personas. Dicho de esta manera puede sonar demasiado sencillo, pero no lo es. La felicidad es un camino constante, lleno de buenos y malos momentos, pero somos los que decidimos y debemos aprender a relativizar la importancia justa de las cosas que nos acontecen y disfrutar de este camino, de este hermoso paisaje, rodeados y rodeadas de las mejores compañías.

Un abrazo y ¡no dudeís en comentar! ¿Tú que opinas? ¿Te consideras feliz de forma general o no especialmente? Cuéntanos cómo ves tu las cosas, anímate y déjanos un comentario. Internet es muy frío y tu nos das mucho calorcito, venga te esperamos. ¡Un abrazo para todos y todas!

5 comentarios en “¿Por qué no soy feliz? Aprendiendo a vivir la vida con más optimismo”

    1. Mujer, si tus problemas se reducen a que eres gorda y peluda ¡vaya suerte tienes!
      Hoy en día todas mis amigas pasan por centros de depilación láser, quítate ese vello extra que te sobra y que no vuelva nunca.
      Y sobre la obesidad, cambiar hábitos de vida, hacer algo de ejercicio y controlar la comida puede hacer milagros.

      Habiendo dicho eso… nadie debería ser infeliz por temas superficiales como esos, sobretodo cuando hay tanta gente muriendo de hambre en países en guerra.

    1. Hay que ser realistas, hoy en día vivimos con la tontería de las «vidas perfectas» que se nos exponen en las redes sociales, y nadie es perfecto ni está feliz el 100% del tiempo.
      Nadie se despierta por la mañana con una sonrisa cuando lo primero que tenemos que hacer es ducharnos para ir a trabajar.

      Tienes que buscar la felicidad en momentos puntuales de tu día a día. Esas risas compartidas con alguna amiga mientras os tomáis un café, ese momento de relax cuando te tiras en el sofá a ver tu serie favorita, o escuchar la canción que te gusta en la radio.
      La felicidad dura un momento, no dura toda una vida. Por eso la valoramos tanto.

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