Nivel de activación óptimo: ¿estrés o rendimiento?

Es muy difícil catalogar las situaciones potencialmente estresantes así como los efectos subjetivos que producen en cada persona. Es más, puede que situaciones potencialmente estresantes sean beneficiosas para unas personas y sean perjudiciales para otras. Por ejemplo, una ascenso para una persona que no quiere asumir esas nuevas responsabilidades o contratiempos puede ser potencialmente negativo, pero para una persona con ganas de una subida de sueldo y ganas de demostrar nuevas compentencias, puede resultar muy beneficioso.

En ambas personas, la situación que se produce es la misma. Es la misma situación, pero con diferentes consecuencias en la primera y en la segunda persona.

¿Recuerdas una situación que te haya estresado en la última semana? ¿Cómo te sentiste? ¿Te fue sencillo superar la situación y sentirte, de nuevo, relajado y relajada? ¿Por qué ocurre esto? Bien, vamos a hablar sobre el estrés y cómo nos afecta.

La motivación favorece el rendimiento

La motivación está muy relacionada con el estrés. Al enfrentarnos a una situación potencialmente estresante, nuestro organismo analiza y reflexiona sobre los recursos que tenemos para poder enfrentarnos a ella. Cuando asumimos la situación como un reto o un desafío, nos motivaremos para llevar a cabo las acciones que resuelven esta novedosa situación.

En muchas ocasiones el estrés es el que nos motiva para poder poner al máximo todos nuestros recursos, se realiza un sobre-esfuerzo para poner en funcionamiento tales recursos, predominando el interés por buscar soluciones alternativas.

El nivel óptimo de activación

Os estaréis preguntando ¿cuál es el nivel óptimo de activación? y ¿cuál es mi nivel de activación óptimo? pues siento deciros que hay muchas respuestas posibles, tantas como personas os estéis preguntado esa cuestión.

El nivel óptimo de activación y rendimiento es aquel que nos conduce al mejor funcionamiento psicológico y físico, el máximo rendimiento posible dentro de nuestras competencias y recursos. Cuando hemos alcanzado nuestro nivel máximo de activación nos sentimos más seguras y seguros, tenemos mayor fluidez verbal y mental, se favorece nuestra creatividad, somos capaces de buscar soluciones alternativas a los problemas que nos van surgiendo.

El nivel óptimo de activación es individual y depende de las características personales de cada individuo. No hay un único nivel óptimo de activación, si no tanto como personas. Cada persona tiene su propio e inherente nivel óptimo y, en muchas ocasiones, puede varias de una situación a otra.

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