Motivación: Cómo desmotivar a alguien sin darte cuenta.

Recomendado para padres. Y es que sin darnos cuenta podemos influir más de lo que pensamos en la motivación de otras personas. Nuestras palabras y cómo reaccionemos a lo que nos están contando o estamos viendo tienen poder en los demás. Del mismo modo que la opinión de los demás nos afecta y puede mermar o aumentar nuestra motivación y nuestras ganas de actuar.

En este caso estaremos retomando los conceptos de motivación intrínseca y extrínseca sobre los que os hemos hablado en el pasado, si no os viene a la mente ahora, no dudéis en pasaros por ‘La motivación intrínseca y la motivación extrínseca’ para saber más.

En este caso, quiero que nos centremos en una idea únicamente que quizá venga bien a aquellos padres y madres que estén intentando apoyar a sus hijos en algún comportamiento en especial.

Y es que en ocasiones buscando reforzar un comportamiento positivo que ya se está llevando a cabo, acabamos por hacer que esa motivación que tenía por sí mismo, acabe desapareciendo y dejando de tener un interés personal.

Cuando una persona tiene una motivación intrínseca, es decir, que se siente motivado o motivada para realizar algún comportamiento por sí mismo sin necesidad de ningún motivo externo, lo adecuado es reforzarlo sutilmente. El refuerzo positivo ayuda a anclar los comportamientos, pero es algo con lo que hay que tener cuidado también.

¿Porqué podemos disminuir la motivación de alguien por querer premiarle?

El motivo de que esto suceda es sencillo. En un principio, si se da una motivación intrínseca, el individuo no necesita premios externos para sentir interés hacia una tarea. Pero si es consciente de que si sigue realizando esa tarea va a ser premiado con alguna cosa.

Entonces esa motivación empezará a estar ligada también a aspectos externos, pudiendo llegar a enfocarse más en el premio externo y que esta recompensa bien intencionada acabe por hacer que el entusiasmo inicial se apague una vez que la recompensa desaparezca o deje de sentirse como tal.

Llegado ese momento, puede suceder que, si el «extra» ha tenido suficiente influencia, acabe dejando de ser un interés legítimo y se convierta en algo dependiente de otros factores y que a la larga, pueda desaparecer con más facilidad que de no haber sido reforzada con premios.

Como siempre, la clave está en la medida.

Un refuerzo positivo como un elogio o una «palmadita en la espalda» ayuda a mantener dichos comportamientos adecuados y a mantener la motivación intrínseca sin perjudicarla. Y también los refuerzos físicos, claro, pero sin caer en el error de convertirlos en algo frecuente que se convierta en una costumbre y sin ser una recompensa que pueda acabar siendo un objetivo a alcanzar.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio
Ir arriba