comportamiento espejo

La imitación humana, las neuronas espejo.

Los seres humanos y el resto de animales llevamos en la sangre la imitación. Imitamos aquel comportamiento que vemos en aquellos que consideramos nuestros iguales, nos adaptamos al grupo mediante la imitación del resto de miembros. Nos dedicamos a reflejar nuestro entorno para adaptarnos al mismo y no desmarcarnos más de lo necesario.

¿Por qué tendemos a la imitación?

La imitación está relacionada tanto en los seres humanos como en general de cualquier ser vivo con el comportamiento social y el instinto de supervivencia.

La supervivencia se veía reforzada con el uso de la imitación. Si un individuo adulto había conseguido sobrevivir hasta desarrollarse completamente es que sabía cómo mantenerse a salvo de los depredadores.

Por lo tanto, si se sigue su ejemplo lo lógico sería pensar que aquellos que decidieran repetir sus pasos se beneficiarían de su experiencia y eso ayudaría a prolongar la supervivencia de aquellos miembros de la especie que aprendieran rápidamente a adaptarse a imitar o reflejar el comportamiento del miembro adulto.

El motivo social de la imitación es que ésta ayuda a que exista una mayor integridad dentro del grupo. Aprendemos viendo cómo se hacen las cosas, y también a relacionarnos con los demás de la misma forma. Imitar el comportamiento que vemos del resto de los miembros adultos ayuda a la aceptación del individuo al cumplir los valores tradicionales ya establecidos dentro del grupo.

Algunos ejemplos de imitación social

Existen gestos que imitamos socialmente sin darnos cuenta buscando crear un vínculo de confianza o de grupo. Por ejemplo, socialmente el gesto del brindis busca hacer socialmente iguales a todos sus miembros compartiendo, usualmente, la misma bebida al mismo tiempo.

Otro gesto de imitación con base social es el gesto que todos conocemos y hemos hecho muchas veces. El bostezo. Ver a alguien bostezar hace que casi automáticamente y casi siempre sientas la necesidad de bostezar tu también aunque solo sea tener la tentación de bostezar.

Es más, mientras escribo esto, acabo de bostezar sin poder evitarlo. Es posible que ahora mismo tú también estés sintiendo esa necesidad.

Si bien bostezar tiene ese matiz social de imitación, también sirve para oxigenar el cuerpo. Aunque una vez visto, pueda causar este efecto en el resto del grupo.

Ahora que hemos comentado algunos comportamientos habituales, tanto sociales como de supervivencia basados en la imitación, es hora de hablar sobre qué es lo que hace que copiemos aquello que vemos hacer a nuestros semejantes: las neuronas espejo.

El motivo de la imitación: Las neuronas espejo

Las neuronas espejo son las responsables de que tengamos esta tendencia natural hacia la imitación de los comportamientos que veamos en nuestro entorno social próximo. En sus origenes, aquellos miembros de la especie que presentaban una mayor presencia de este tipo de neuronas se vieron favorecidos evolutivamente y tuvieron unas mayores tasas de supervivencia por lo que su descendencia fue haciendo que cada vez fuera más común una mayor abundancia de neuronas espejo interconectadas en nuestra mente.

Además, las neuronas espejo no solo fomentan la imitación, también ayudan a que se dé un comportamiento muy beneficioso como es la empatía.

Estas neuronas son las causantes de que cuando vemos a alguien darse daño si resbala y «cae de morros» al suelo hagamos una mueca de dolor y procuremos ayudar a la persona herida. Esto, claro está, salvo que estemos bajo el efecto del espectador.

comportamiento espejo

Después de todo la asertividad viene a ser una versión más refinada del comportamiento de imitación. Es la imitación de las emociones ajenas en lugar de los movimientos físicos.

El descubrimiento de las neuronas espejo y el proceso de imitación.

En los años 90, Giacomo Rizzolatti, Vittorio Gallese y Leonardo Fogassi experimentaron registrando la actividad neuronal de los simios cuando les proporcionaban comida, el objetivo era observar mediante el uso de electrodos la respuesta de las neuronas al moverse para coger los alimentos.

En uno de estos experimentos, observaron que las neuronas del mono reaccionaron con tan solo mirar como Fogassi cogía plátano y los electrodos que estaban conectados al simio reaccionaron registrando la misma actividad neuronal que se daría en caso de ser el simio mismo el que se hubiera movido.

Si bien habrá gente que esté interesada en aspectos más detallados del funcionamiento de las neuronas espejo, no vamos a centrarnos en ese aspecto pues la intención de esta página es dar a conocer ciertas cosas que os sean útiles sin llegar a profundizar en exceso en datos técnicos que no aporten información que os pueda resultar aplicable o útil en el día a día.

Para aquellos que quieran saber más, os recomendamos el libro LAS NEURONAS ESPEJO: LOS MECANISMOS DE LA EMPATIA EMOCIONAL de Giacomo Rizzolatti.

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