Tener una gestión del tiempo adecuada nos permitirá tener una mayor libertad. Y es que vivir el momento actual en el que estamos puede ser algo que se nos llegue a olvidar de una forma increíblemente rápida. Sin darnos cuenta, podemos centrarnos tanto en planificar nuestro futuro, fantasear con alguna situación o remover nuestro pasado, ya sea deseando cambiar algo que ha ocurrido o pensar en lo mal que nos trataron en un momento determinado, que no nos damos cuenta del presente.
Pensar sobre planes en el futuro es bueno, pero como todo, dentro de un límite. Es importante una gestión del tiempo apropiada porque sino tendrás más de 20 planes y no sabrás a cual de ellos hacer caso.
Tener tantas alternativas puede ser más perjudicial que beneficioso ya que nos paraliza analizando tantas opciones. De cara a tener una gestión del tiempo buena, lo mejor es olvidar algunos que no sean los más importantes para nosotros. Al igual que recordar nuestro pasado, es bueno que esté allí, pero no pensar constantemente en él.
Si lo hacemos en exceso, nos acabará pasando factura. Y esa factura que nos cobraremos a nosotros mismos será nuestra vida actual. Si la atención la enfocamos en otras direcciones, no veremos donde estamos.
Por decirlo en una metáfora, tú eres el encargado de la iluminación con la gestión del tiempo. Estás en un escenario desde el cual puedes utilizar un foco enorme para iluminar cualquier zona del escenario que quieras. La que te apetezca, tú decides.
Pues bien, si decidimos enfocar la mayoría de las ocasiones lo que vamos a hacer o lo que hemos hecho…¿Donde está el presente? En la parte no iluminada la mayoría de las ocasiones probablemente. Alguna vez lo enfocamos, le prestamos atención, nos damos cuenta de que está allí y de que lo estamos malgastando sin utilizarlo debidamente. Pero estas ocasiones, son las menos frecuentes.
A mi modo de ver (después de todo, lo que escribo lo hago desde mi punto de vista siempre), si no prestamos atención al presente, a nuestro día a día, a nuestras rutinas y hábitos, a nuestro alrededor, nuestro contexto y situación actual, no estaremos siendo realistas a la hora de tener una vida plena y no sabremos aprovechar el tiempo.
Soy de la opinión de que, a pesar de que planificar sea bueno, hacerlo en exceso no lo es, te limita los movimientos, la libertad, la posibilidad de desviarnos del guión que hemos decidido seguir. Después de todo, es posible que si no nos dejamos un margen para modificar nuestras metas y planes, cuando lleguemos a nuestro objetivo, nos demos cuenta que este, no era lo que buscabamos.
Un cuento sobre la gestión del tiempo, aprovechar la vida.
Una frase que encuentro bastante útil a la hora de imaginar esto último, la leí hace un tiempo en un libro interesante con contenido interesante sobre la gestión del tiempo (para mi gusto) llamado “Los 7 hábitos de las personas altamente efectivas“. Te lo contaré a modo de pequeña historia improvisada, con la frase al final de ella.
Hace tiempo, dónde y cuándo quieras, un trabajador estaba cansado de ser un simple peón. Se pasaba todo el día trabajando y le desagradaba la idea de que le pagaran poco. Cansado de esto, decidió dedicarse a ser un trabajador exitoso al que se le reconocieran sus méritos en el trabajo y poder ascender hasta lo más alto para así poder cobrar más y sentirse a gusto con su trabajo.
Tras 8 años de esfuerzo, terminó siendo uno de los trabajadores de mayor reconocimiento dentro de su empresa, tenía un buen trabajo, había llegado hasta donde quería llegar, pero era infeliz. Absolutamente, eso no era lo que quería. La paga era buena y era respetado, pero apenas tenía tiempo para ver a su familia. No estaba en contacto con la gente fuera del trabajo, y se volvió rígido.
Literalmente, el trabajo se volvió su mundo, un mundo que al principio le pareció brillante y acabó por convertirse en uno sombrío que le arrebataba el entusiasmo que tenía al principio, aún cuando el trabajo era mal pagado pero disfrutaba de tiempo para lo que él quería.
El punto es el siguiente, después de tantos años y esfuerzo por subir por la escalera. De luchar contra las adversidades que le dificultaban hacerlo, y superarlas para ir subiendo peldaño a peldaño hasta llegar a lo más alto del muro en el que estaba apoyada la escalera…¿Qué pasaría si, en ese momento, justo cuando has llegado a la cima, resultara que la escalera estaba apoyada en la pared equivocada? Lo repetiré. ¿Y si la escalera, estaba apoyada en la pared equivocada?
En cierta manera, esto mismo es lo que hacemos todos los días, cuando miramos hacia el pasado, nos quejamos de cómo deberían de ser las cosas o quisieramos que todo fuera distinto en el futuro pero olvidamos que para cambiar el futuro tenemos que hacer algo en el presente. Cada vez que hacemos eso estamos llevando una mala gestión del tiempo que tenemos, estamos apoyando nuestra escalera, estamos enfocando nuestra atención, en un lugar en el cual no podemos actuar.