Podemos decir que la frustración consiste en un estado de malestar mezclado con decepción y cierta impotencia con un intenso componente emocional, que se produce cuando se espera que algo planeado se lleve a cabo pero que al final es imposible hacerlo por diferentes motivos.Eso sí, la frustración tiene su lado positivo también.
Tengo la impresión que hoy en día, con el estilo de vida socialmente desarrollado, la frustración y el estrés son las dos principales emociones que invaden a las personas. Toneladas de tareas pendientes, recados, y obligaciones que no cesan están a la orden del día, obligándonos a estar siempre en movimiento y con apenas tiempo para reponer energías y recuperarnos debidamente.
Esta infinidad de tareas que parece no tener fin, es una de las razones por las cuales la frustración está en el top 5 de emociones frecuentes hoy en día. Y es que la frustración es una respuesta emocional que surge ante algo que ha sucedido y no hemos sido capaces de gestionar o tratar de forma adecuada.
De todos modos, es bueno recordar que la frustración, al igual que prácticamente todas las emociones, no afecta igual a todas las personas. Cada individuo dependiendo de las situaciones a las que se enfrentara a lo largo de su vida, le harán más o menos tolerante a la sensación de frustración. Lo que a una persona puede frustrar completamente, a otra puede tan solo incomodarla sin quitarle el sueño porque, en retrospectiva, no le resulta tan problemático como otras situaciones con las que en su momento tuvo que lidiar.
Diferentes formas de entender la frustración.
La frustración aparece cuando existe algo en nuestra vida que no logramos conseguir, algo en nuestros proyectos personales o metas que nos hemos marcado, incluso podemos haberlas conseguido, pero no con el nivel de exigencia que nos habíamos marcado en un principio, de forma que no llegamos a cumplir el objetivo marcado.
Desde este punto de vista (que no es el que a mi personalmente me gusta) podemos pensar que la frustración es un sentimiento negativo provocado por un anhelo o deseo insatisfecho, la frustración es una reacción completamente normal.
No obstante, el problema no es tanto la emoción que sentimos sino cómo lidiamos con esa emoción. Manejada incorrectamente la frustración, ésta puede sumergirnos en un círculo de pensamientos negativos que merme la autoestima y en consecuencia, nos haga caer en el efecto pigmalión y de profecía autocumplida, evitando que alcancemos los objetivos previamente establecidos. Acabando en un círculo vicioso autodestructivo que empeora la situación.
Obviamente este es el peor de los escenarios posibles, pero que puede darse en mayor o menor medida dependiendo de la situación del individuo en cuestión. Por ello aprender a controlar la frustración, y más importante, ver el lado positivo que puede tener, ayudará a que la salud mental sea más sólida.
Ese efecto negativo en la autoestima es el mayor problema de la frustración, provoca una falta de motivación y crea una autoimagen que no tiene porqué reflejar la realidad.
El lado positivo de la frustración
Pero existe un componente positivo en la frustración. Si bien por norma general la gente no cae en la cuenta, y solo piensa en los aspectos negativos (algo muy humano), tanto la frustración como el estrés u otras emociones desagradables, tienen una función positiva para nosotros. INDEPENDIENTEMENTE de que sea desagradable, nos ayudará a mejorar nuestra situación si cambiamos el enfoque. La frustración genera incomodidad, malestar, y toda una amalgama de sensaciones desagradables que queremos evitar sentir.
Dependiendo del origen de la frustración, el mismo hecho de querer evitar estar frustrado o frustrada hará que busques activamente la manera de salir de ese estado. Ésto es lo que busca provocarnos nuestro cuerpo inconscientemente cuando sentimos esa frustración, escapar del malestar y llevarnos a un entorno más favorable.
Lamentablemente la sociedad tiende a focalizar sus energías en que no ha logrado X objetivo, y es el fin del mundo. No seas como el resto, deja que esa frustración te ayude a salir a flote y superar los obstáculos. No tiene porqué gustarte, basta con que seas consciente que esa frustración que sientes tiene una función positiva para ti y no luches contra ella.
Si eres consciente de eso, evitarás que tu autoestima se resienta. Y eso desde luego es un punto a favor. Sé que lo acabo de mencionar, pero volveré a repetirlo con otras palabras puesto que considero que si hay algo que tienes que recordar de este artículo, es el pensamiento de que la frustración es tu aliada y te hará ser más fuerte, más sólido.
Recuerda siempre que aunque la frustración te cause ansiedad, pensamientos negativos y deprimentes o una sensación de impotencia, el resultado final es que una vez estés lo suficientemente frustrado que consideres que no puedes seguir soportando esa sensación, acabarás actuando para buscar una solución al problema. Es esa, la función útil y positiva que tiene la frustración.
Ten eso en mente, si lo aprendes a ver de esa forma, aunque seguirá sin gustarte, verás la frustración como algo temporal que acabará desapareciendo y por tanto, será mucho más fácil de llevar.