En las dos últimas entradas puse las primeras pinceladas para tratar un tema tan controvertido y subjetivo como es la felicidad y el bienestar de las personas, por qué no soy feliz, aprendiendo a vivir la vida con más optimismo . Hoy me gustaría seguir con estas pequeñas pinceladas, suaves pero nítidas, hablando de un nuevo concepto que ha ido surgiendo en las últimas décadas en Psicología de la Personalidad: la actitud resiliente.
¿Qué es la resiliencia?
La resiliencia es la capacidad, la actitud de la que disponen las personas, para afrontar las adversidades y superarlas, comúnmente se define como la «habilidad para crecer en las adversidades«.
La resiliencia se manifiesta como un conjunto de creencias y patrones de pensamiento que nos pueden ayudar a modificar nuestra actitud, transformando una adversidad en un complejo desafío del que podemos salir indemnes y mucho más fuertes.
Cuando sufrimos una contrariedad o pasamos por una situación traumática tenemos dos opciones: dejarnos llevar por la tristeza, ansiedad y depresión de la propia situación o enfrentarnos a ella y levantarnos. En esta ecuación podemos situar la resiliencia que nos puede ayudar a reorganizar el problema, resistir a la presión y hacer frente a los obstáculos.
En muchas ocasiones puede resultar muy difícil definir el problema y las soluciones, podemos vernos absortos y absortas no hallando la salida, pero no debemos olvidar que poseemos las capacidades suficientes, somos capaces y la resiliencia se puede entrenar para mejorar nuestro bienestar.
Buscando información he encontrado cuestiones muy interesantes, una de ellas es la formación de comunidades resiliente cuando se produce una catástrofe natural, en las cual las personas se organizan en grupos para responder y intentar responder a tan traumática situación, entre las características que se pueden observar entre estas comunidades están:
- Mantener el equilibrio en una situación de tensión y estrés.
- Favorecer la superación de las personas que sufren dicha catástrofe.
- Actitud optimista.
- La creatividad entendida como la capacidad para generar alternativas de respuesta.
- Mantener una actitud responsable, consecuente con situación.
- El compromiso y el desafío.
¿Por qué mantener una actitud resiliente?
La respuesta es clara, mantener una actitud resiliente mejora nuestro bienestar y mejora nuestra salud, previniéndonos de problemas de estrés y ansiedad y toda la sintomatología derivada de estos problemas.
La resiliencia podemos entrenarla, día a día, intentando transformar los aspectos negativos de los contratiempos que nos surgen en aspectos positivos.
¿Cómo hacerlo? Si no podemos cambiar las situaciones que nos rodean, sí podemos cambiar nuestra actitud o forma de pensar respecto a ellas, nuestra forma de pensar es la que nos crea un sentimiento bueno o malo, nos hace sentir mejor o peor. Y es ahí donde nosotros y nosotras podemos cambiar… cambiando nuestro pensamiento por pensamientos más positivos.
En vez de pensar » esta situación puede conmigo» piensa que «realmente dispongo de la capacidad para afrontar esta situación».
En vez de pensar » nunca podré olvidar la pérdida de esta persona» piensa » ahora me encuentro muy mal, es normal, pero podré reponerme a esta situación.
A veces, no es sencillo, pero te invito a que lo intentes y no dudes en comentar cualquier aspecto así cómo cualquier duda que tengas.
Un abrazo