En la sociedad moderna, donde estamos acostumbrados a que sean las apariencias y la opinión ajena lo que más importancia y validez tenga en el día a día, si nos enfrentamos a varios problemas que nos superan en un espacio de tiempo cercano entre sí, podemos caer víctimas de nuestro “fracaso”.
Hemos sido educados para considerar que si una situación nos supera o no conseguimos los resultados que estábamos esperando obtener entonces somos un “fracaso”. Dicho con palabras sencillas, sino logramos nuestras metas al primer intento, hemos fracasado directamente.
Como norma general aceptamos que en caso de volver a intentarlo, se volverá a actuar igual y se cometerán los mismos errores, y por lo tanto, sino lo hemos hecho al primer intento, ya no lo haremos jamás.
No es de extrañar que si nos dejamos influir por el pensamiento socialmente aceptado como válido sin cuestionarlo en ningún momento, nos dejemos abatir por los acontecimientos que nos rodean diariamente.
Desde los cuatro años en adelante, nuestra educación se ha basado en evitar cometer errores, intentar conseguir hacer las cosas bien en el primer intento, y en caso de fallar, recibíamos un castigo o una reprimenda en lugar de alentarnos a seguir intentando conseguirlo.
De esta forma hemos ido desarrollando dos habilidades muy especiales, la habilidad de olvidarnos de las cosas que hacemos bien, de los éxitos que hemos ido cosechando en el pasado y la de ser capaces de dar importancia y alimentar el recuerdo de nuestros “fallos”, “fracasos” y “derrotas”.
Llegando así a una sensación de impotencia e inseguridad tarde o temprano, si olvidamos todo lo que hacemos bien para centrarnos únicamente en evitar agrandar la ya gran lista de “fracasos” que creemos que hemos ido acumulando con el paso de los años.
¿Qué es un fracasos?
Espero que te hallas dado cuenta en el hecho de que he estado mencionando el fracaso y los errores entre comillas durante todo el texto. No es casualidad. Lo he entrecomillado porque en realidad es el nombre que se le ha decidido dar a algo diferente.
Llamamos fracasar a no conseguir un objetivo que nos hemos marcado. En realidad, no haberlo obtenido no significa necesariamente haber “fracasado”. Significa que aún no se ha encontrado la manera de actuar adecuada que nos permita llegar hasta donde nos hemos marcado. Nos resultaría mucho más saludable tomar esta otra definición del fracaso:
Fracasar significa rendirse y dejar de intentar alcanzar la meta establecida.
Si consigues mantenerte en marcha, llegarás a conseguirlo. Tan solo necesitas perseverar y eventualmente irás acercándote lentamente a tu objetivo. Con paciencia y esfuerzo, puede lograrse.
Imaginémoslo de esta forma, imagínate que tu meta está al final de un duro maratón,en tu camino hay baches, grandes desniveles y carreteras llenas de coches que debes de atravesar para llegar hasta la meta marcada, también encontrarás que otros competidores han llegado mucho antes que tú a la meta, y que muchos más se han rendido a mitad de camino.
Mientras te mantengas en movimiento, terminarás llegando. Cuanto tardes en llegar dependerá de tu compromiso contigo mismo/a, si decides esforzarte para mantener un buen trote de carrera durante todo el “maratón”, llegarás antes, si tienes otras cosas en la mente, no esperes llegar tan rápido. Te llevará más tiempo, pero terminarás llegando.
La única forma de no llegar a la meta, es rendirte. Abandonar la carrera y dejarlo como un imposible. Si crees que porque aún no has llegado no llegarás jamás, y te rindes. Entonces, tendrás razón. Jamás llegarás porque te rendiste antes de llegar. Dejaste de andar. Lo repetiré, la única forma de no llegar a triunfar, la única forma de NO tener éxito, es dejar de andar.
4 consejos para no sentirte un fracaso.
He aquí, 4 consejos para no sentirte como un fracaso (o mejor dicho, para dejar de pensar que lo somos, creo que todos somos perfectamente capaces de alcanzar el éxito, pero sólo si decidimos conseguirlo en serio):
- Piensa más en tus triunfos que en tus fracasos.
- Comprométete contigo mismo/a a seguir en marcha, si sientes que es muy difícil, márcate pasos pequeños.
- Olvídate de la opinión de los demás, van a decirte lo que siempre han estado escuchando que les decían a ellos. Ya lo has escuchado durante años, no será nada nuevo lo que escucharás.
- No te desanimes. En ocasiones no querrás seguir. No pasa nada, tómate un descanso y prosigue más tarde cuando te encuentres mejor. No abarques demasiado de golpe.