Empieza a sonar el despertador a las 8.00 am. Te levantas con cansancio, y unas ojeras de espanto, después de haberte acostado a las 3 de la madrugada para poder terminar aquel informe que te pidieron en el trabajo y unas cuantas actas de la junta directiva de la organización en la que trabajas.
Te vas a preparar el desayuno y caes en la cuenta de que hay que hacer compra: leche, café, algo de fruta, pescado… con tan poco tiempo ni te habías dado cuenta, lo apuntas con prisas y muy mala letra junto a la siguiente nota: pedir cita al médico para la niña y llamar a tu madre a ver que tal se encuentra de la operación que le hicieron hace una semanas…
Te duchas, intentas en ese momento olvidarte de todo y sumergirte en el agua…el agua tibia que acaricia tu piel… pero te aparece en la mente… las clases de pilates… salir a correr un rato por las mañanas… el examen de certificación de inglés… la reunión del jueves a la tarde… ir a visitar a la abuela al pueblo… el cumpleaños de aquel amigo… pagar las facturas atrasadas… ir a arreglar las botas que se te rompieron… comprar… el trabajo que no te gusta demasiado… y en vez de sentir el dulce calor del agua tibia comienzas a sentir un sofoco… en la zona del pecho y una respiración superficial y agitada…
¿Te ha pasado esto alguna vez? ¿Has tenido la sensación de no poder dar más a lo largo del día? ¿Te es habitual esa sensación de estrés?
¿Que es el estrés y por qué aparece?
El estrés, en un concepto filogenético, es la respuesta de alarma de nuestro organismo cuando no somos capaces de adaptarnos al medio en el cual nos desenvolvemos. Hoy en día, esa respuesta se genera cuando no somos capaces de asumir las demandas de nuestro entorno.
Dos conceptos son básicos en este esquema: los recursos y las demandas. De este esquema podemos sacar cuatro tipo de situaciones diferentes:
- Recursos bajos – demandas bajas: no se produciría estrés.
- Recursos altos – demandas bajas: seríamos más que capaces de afrontar las situaciones, no se produciría estrés.
- Recursos altos – demandas altas: no se produciría estrés, pero sí cansancio, ya que estamos hablando de una alta activación del organismo.
- Recursos bajos – demandas altas: cuando no podemos responder al medio, entonces se produce el estrés.
En la sociedad en que vivimos, estamos sujetos a demasiadas actividades y a una constante demanda del entorno en el cual nos desenvolvemos, de manera que el estrés se ha convertido en una constante en nuestras vidas… pero debemos luchar contra él.
El estrés merma la calidad de vida, por lo que es muy interesante encontrar técnicas para combatirlo.
ALGUNOS CONSEJOS PRÁCTICOS PARA EL ESTRÉS DIARIO
- Técnicas de relajación y respiración: en muchas ocasiones nuestra respiración se acelera y estas sensaciones nos producen sofocos, ansiedad. Las técnicas de relajación y respiración nos ayudan a aliviar las tensiones de nuestro cuerpo y sentirnos más aliviadas y aliviados. Algunas de estas técnicas son muy sencillas como la respiración profunda y diafragmáticas y pueden sernos muy útiles.
- Organización: cuando tenemos multitud de cosas que hacer es muy interesante organizarnos a priori para tener un esquema básico de que tenemos que hacer, esto puede hacernos sentir más relajadas y relajados a la hora de asumir las demandas del día a día.
- Asertividad: pon en práctica la asertividad, en muchas ocasiones no somos capaces de decir que no a nadie y al final no somos capaces de asumir las responsabilidades o compromisos que acarrean.
- Deriva responsabilidades: tanto en el trabajo, como si vives en familia o pareja, no debes asumir todas las responsabilidades. El trabajo en equipo enriquece y descarga a la persona que tenga más trabajo del que debiera. No intentes abarcar todo.
- Mímate y date tiempo de ocio: un paseo, salir a hacer algo de deporte, un café con las amigas y amigos. A veces, las cosas más sencillas nos pueden aliviar el estrés del día a día.
¡Espero veros en el próximo artículo!
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